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jueves, 8 de julio de 2010

Elipsis

 
No lloraré.
No lloveré.
No me verteré en los tribunales de tu taza.
Un holograma de casi como media vida en blanco.
O media tiza.

Palabras corruptas que se enredan en amoríos sin necesitarnos.
Egoístas.

-¿Vas a escalarme cada noche?
-Sí, claro. ¿Por qué me lo preguntás?
-Sólo para saber que tan espeso será el olvido.

Al diablo no le va a gustar que me arrincone en tus costillas.

Un silencio detrás de otro silencio,
desnudez de sombras por doquier,
los fantasmas se pasean en medias por el pasillo espejado.

Penumbra y piedra filosofal.

Sifones de luto.

La noche comienza a enredarse en mis tobillos.
Vos me mirás como si te pesaran mis pestañas.

-¿Me pasás papel cuadriculado?
-Sí, claro. ¿Para qué?
-Tengo que dibujarte el camino hasta mi paraguas.

(Acaso llueva y se me mojen los cuadernos)

Rosario no gusta de papeles mojados
ni balcones sin blasfemias.

1 comentario:

  1. Tan buena como siempre, incluso a veces mejor, es jodido eso de superarse a si misma.

    Me gusto mucho como siempre.

    Un abrazo.

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