¿Viste cuando vos decís
(a capella)
con tu acretinado dedo de dicotomía
y tu anestesiante vértigo
que la pirada soy yo?
¿Viste cuando tu anticíclica misantropía
se impone en el discurso a ejecutar
y me clavás la burbuja especulativa
con tu mejor cara de póquer?
¿Viste?
Ahí,
yo miro la cama vacía,
te escaneo los estigmas,
agilizo tus gigadudas
cacheteo tu indesmayable orgullo
y dada la jugabilidad de tu jurisprudente egoísmo,
te pego la nomenclatura en la frente:
el abajofirmante se las puede arreglar mejor sin mí.
(A la brava)