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lunes, 6 de mayo de 2013

SobreVivir

Necesitaba ser ese pedacito de rumor en el alma,
un país en tu voz,
el relámpago inquieto que sucumbía en tus márgenes vetustos.


Necesito ser la diana,
el pretérito carnívoro que se entumece en tus ojos,
la promesa obsoleta de ser uno y morir en todos
tan parecido a la bruma de tus atajos.

Canto para hacer del mártir el himno retro a la pérdida del guión.
Vivo acaso para saber más de lo que quisiera
eso me vuelve débil, terca, inútil.
Eso trastorna las ramas
converge en la corona suspendida de una victoria de miradas rígidas
amenaza,
perdura,
araña.

Necesito sostener los huesos.
carpe diem
Todos viviremos para entender nuestro Disney final.

Viviremos para escupir nuestros pecados
los buenos y los tristes.

Esos agujeros engrapados donde converge la humanidad
y el renglón abstracto que amenaza a medianoche.

Diéresis, nocturna.
Hora de las tizas rasguñando el rincón del cenicero
herido de maullidos que pernoctan en el zaguán.

Una carabela se hace al agua del café,
pasa la nada
y nos miramos como si ayer nos hubiésemos querido.

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